¿Sabes que las personas y, en concreto, la mentalidad emprendedora y empresarial, son el factor más determinante a la hora de marcar la diferencia entre los negocios que tienen éxito y los que no?.
Si, la clave está en el modo en que piensas, analizas y tomas decisiones.
¿O creías que era la idea de negocio?.
Ideas y proyectos hay muchos, la gente bulle de ideas. Pero pocas se ponen en práctica. Porque las ideas en sí están sobrevaloradas, en realidad la inmensa mayoría valen poco.
¿O tal vez el dinero?.
No digo que sea fácil conseguirlo, pero una persona emprendedora con una buena idea, incluso con una idea mediana, suele conseguir el dinero y los recursos para ponerla en marcha.
Bien, hay personas que nacen con esa mentalidad emprendedora que les permite tener visión, caminar hacia sus metas, aprender de sus errores y dejarse llevar por su intuición.
Sin embargo, no hay que nacer con este tipo de mentalidad para poder llegar a tenerla. Se puede mejorar, la mayoría de los mortales es lo que hacemos y para demostrártelo vamos a ver algunos ejemplos que representan a la perfección cómo con trabajo y constancia podemos cambiar nuestra mentalidad.
¡Ah! ¡Y todo esto que te voy a contar no es aplicable solo a pymes y empresas!. Claro que no, a su escala aplica también a los freelance y autónomos.
¿Qué Vamos a Ver?
Qué es la mentalidad emprendedora y empresarial
Antes de ver casos concretos de mentalidad emprendedora, me gustaría que tengas claro en que se diferencia de la mentalidad empresarial.
Porque aunque puedan parecer dos términos idénticos, no lo son. Tienen diferencias importantes que conviene tener presentes.
La mentalidad emprendedora es aquella que se alimenta de una visión de negocio, preferentemente innovadora y generadora de valor, y es capaz de reunir los recursos necesarios para que se ejecute, a nivel financiero, humano y material.
La mentalidad empresarial es aquella que se orienta a la consecución de la excelencia en el negocio y la gestión, lo que se traduce en rentabilidad, calidad y eficiencia.
Hay personas que solo tienen mentalidad emprendedora o empresarial. Y luego también hay personas que tienen las 2.
Por ejemplo, hay muchas personas emprendedoras a las que lo que realmente les gusta y les mueve es dar forma a su visión y lanzar nuevos proyectos.
Pero que, cuando estos crecen y se complican, o se hacen más rutinarios, prefieren dar un paso al lado y dejar el negocio en manos de una persona con más mentalidad empresarial. (y experiencia generalmente). Porque se aburren o ya no disfrutan tanto.
Y hay personas que tienen excelentes perfiles como directivas de empresas, muy enfocadas a las ventas, la producción y la gestión.
Pero que no necesariamente tienen la capacidad visionaria e ilusionante de los emprendedores. Así que nunca han emprendido un negocio propio.
La perspectiva de una mentalidad emprendedora
Una persona con mentalidad emprendedora está centrada en detectar oportunidades, desarrollar nuevas ideas, es creativa, innovadora, proactiva y posee una gran motivación para sacar adelante su proyecto.
Si es tu caso y tienes una mentalidad emprendedora, sentirás además que estás corriendo riesgos constantemente, pero no pasa nada, sabes que el riesgo forma parte del proceso y te empujará a superarlo y seguir hacia delante.
Además, las personas que se unan a tu proyecto serán tus compañeros, nunca los verás como empleados, porque sentirte su jefe no es lo tuyo.
Por último, si tienes una mentalidad emprendedora tu éxito va a depender sobre todo de que la idea se materialice.
En este otro artículo sobre los 4 perfiles y tipos de emprendedores puedes profundizar en cómo es la mentalidad del emprendedor de pura cepa, el visionario, en contraposición a los emprendedores con perfiles directivos, comercial o técnico.
¿Qué sucede si tienes una mentalidad empresarial?
Pues que tu forma de ser y de pensar pueden ser algo distintas.
En este caso, eres una persona que se adapta muy bien a los distintos sectores y negocios, vamos, que no te resulta complicado reciclarte o cambiar en periodos de crisis.
Tu objetivo es crear un negocio que vaya bien, que se sostenga y, sobre todo, que sea rentable y genere beneficios en lugar de pérdidas. Esta es tu meta principal.
Al tener una mentalidad empresarial, asumirás correr una serie de riesgos, aunque estarán muchos más calculados pues no quieres que nada se te vaya de las manos.
Con todo, los trabajadores son el motor de tu empresa, así que tienes que asumir la función de gestor y líder de equipo.
Estás orientado a los procesos, a que las cosas se hagan bien, tanto en producción como en marketing y ventas, para lo que dominas las artes del networking y la negociación. Y te encanta cómo ha quedado el manual de operaciones.
Finalmente, está el éxito. Para ti, con la mentalidad que tienes en este caso, está ligado a la rentabilidad de tu negocio y al empleo que hayas podido crear.
Vale, toca reflexionar: ¿tú cómo eres, tienes más mentalidad emprendedora, empresarial o de las 2?
Te cuento un caso muy personal, mis padres han sido empresarios, mi padre era el que tenía la mentalidad emprendedora, el visionario, el que ilusionaba y conseguía la pasta. Mi madre era la de la mentalidad empresarial, la que hacía que las cosas salieran bien. Los que les conocían bien e invertían en sus proyectos querían que estuvieran los dos involucrados. ¿Logico, no?.
¿Y yo?. Pues creo que tengo de las dos. Va también por épocas … pero insisto, ¿tú cómo te ves?.
6 ejemplos de mentalidad que te inspirarán
Ya conoces las diferencias entre la mentalidad emprendedora y la empresarial. ¿Es mejor una que la otra? En mi opinión, no, son complementarias. Dependerá del tipo de proyecto y el carácter de cada persona.
Además tienen muchas similitudes. Veamos seis ejemplos donde ambas convergen.
1. El miedo es una ilusión
Para llegar a tener una mentalidad emprendedora o empresarial debes afrontar todos tus miedos. Esto ya lo decía Robert Fisher en su libro El caballero de la Armadura Oxidada y no podría estar más de acuerdo. El miedo, a veces, aparece porque estás muy a gusto en tu zona de confort y porque asumir riesgos no es algo que guste.
Pero ¿estás ante un miedo real? Si lo piensas bien, no. El miedo es, más bien, inseguridad, la posibilidad de fracasar o de que los demás te juzguen.
Cuando esto te ocurra piensa en Luis Miguel Fernández Montañez, CEO de Parapentex Studios que emprendió a los 50 años. Falló al crear su empresa cuando era muy joven, pero después de años trabajando por cuenta ajena volvió a intentarlo y le salió bien.
2. La perseverancia es clave
No perseverar es lo mismo que intentarlo con el mínimo esfuerzo. Va a ser muy difícil que llegues alto o que logres tus objetivos si no lo intentas una y otra vez.
Piensa en Stephen King, un escritor muy conocido cuyas novelas tienen una calidad alucinante. Pero, ¿sabes que su primera novela fue rechazada muchas veces? Se trataba de Carrie y gracias a que su mujer le empujó a continuarla, mejorarla y volver a intentar publicarla se ha convertido en un referente hoy en día. Rodéate de personas que crean en ti y te ayuden a continuar.
3. Concentración y foco en lo importante
Hablar de tener foco implica capacidad para tener una estrategia de negocio clara, evitando caer en la dispersión que nos puede generar trabajar con varias ideas de negocio, varios nichos de mercado o probar a la vez 15 tácticas de marketing online.
Tener foco también implica capacidad de organizar las tareas de todas las personas del equipo para que prioricen aquellas que resultan claves para conseguir los objetivos
Y te doy un ejemplo en primera persona, cuando creamos Infoautónomos y comprobamos que el modelo de negocio de la publicidad no funcionaba como habíamos esperado, estuvimos un tiempo probando modelos alternativos, sin un foco ni una estrategia claros.
Y fue cuando apostamos a tope por concentrarnos en la asesoría online y alineamos todas las tareas y a todo el equipo en consecuencia, cuando la empresa empezó a escalar de forma importante.
4. Flexibilidad para cambiar tu modelo de negocio
No todo tiene por qué salirte bien a la primera, es más, sería bastante raro que esto ocurriera así. A veces, debes cambiar tu modelo de negocio para poder seguir adelante y lograr que continúe siendo rentable. Esto no es nada negativo, todo lo contrario. Plantéate qué es lo que necesitan las personas y cómo les puedes ayudar.
Gillette es una marca que en su momento tuvo que reinventarse. Su prototipo de máquina de afeitar fue un éxito, pero cuando las personas dejaron de pagar por ella porque tenían menos dinero, decidió lanzar al mercado maquinillas desechables. Eran más baratas y, con el tiempo, se les añadieron características distintas para ofrecer un mejor afeitado.
5. Diferénciate del resto
Quizás creas que no tienes ideas, que no puedes ser único, pero te equivocas. Todos tenemos algo que nos permite diferenciarnos del resto y por supuesto tú también, solo necesitas detectarlo y fomentarlo. ¿Quién le iba a decir a Steve Jobs que aquel primer experimento en su garaje de crear un ordenador iba a ser el nacimiento de Apple?.
Buscar hacer aquello que te gusta, ponerte manos a la obra aunque parezca una locura y nadie lo haya hecho antes, es invertir en ti. Quién sabe a dónde te puede llevar tu propia capacidad.
6. Crece a nivel personal cultivando mejores hábitos
Las mentalidades emprendedora y empresarial coinciden en la importancia de fomentar una perspectiva positiva de las cosas.
Es la única manera de lidiar con responsabilidades que muchas veces consisten en solucionar problemas.
Y para ello, el crecimiento personal y el desarrollo de hábitos emprendedores es fundamental. Como aprender a delegar, a decir que no, formarse continuamente, cuidar tu energía y tu salud, organizar bien tu tiempo y trabajar tu comunicación.
En definitiva, saber dirigir tu propio autoliderazgo para emprendedores.
Son millones los ejemplos de emprendedores, desde los grandes referentes de Silicon Valley a personas emprendedoras anónimas, que cuidan su descanso y potencian su energía matinal con ejercicio físico, meditación y un desayuno energizante.
Y no, no es obligatorio madrugar. Vale con dormir bien 🙂
Son hábitos que te ayudarán a sobrellevar mejor la montaña rusa emocional que supone emprender.
Ahora que ya sabes lo que son la mentalidad emprendedora y la empresarial, y conoces algunos ejemplos que pueden servirte de inspiración, ¿a qué estás esperando para darle alas a tu creatividad?. No importa la edad que tengas, esta es una de las tantas excusas que te pondrás para no salir de tu zona de confort.
Ninguno de los emprendedores y empresarios que he mencionado o los muchos que he conocido lo tuvieron fácil.
Hubo altibajos en su camino y muchos escollos. Pero con una mentalidad emprendedora y empresarial consiguieron salir adelante.
¿Qué me dices? ¿Nos ponemos a trabajar en lo que sí puedes controlar para conseguir tus objetivos?
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