Aprender a decir no debería formar parte de las asignaturas en el colegio, porque muchas veces nos sabe mal negarnos y terminamos realizando algo de lo que no estamos convencidos para luego lamentarnos en silencio.
Eso mismo ocurre en los negocios, como aquella vez que aceptaste a ese cliente que pedía mucho y lo pedía mal, aun sabiendo que no iba a salir bien. O que ibas a perder dinero.
Es una situación que nos ha ocurrido a todos, y más todavía cuando estamos empezando.
Y aunque es probable que ya lo sepas, te lo repito. Querer aumentar nuestra cartera de clientes sin filtros, así como asumir que todo proyecto es bueno, no suele funcionar.
Es más, aprender a decir que no es uno de los hábitos imprescindibles de los emprendedores felices.
Por eso, en este artículo te cuento algunos escenarios en los que no saber decir no puede ocasionarnos serios problemas y veremos cuatro técnicas para aprender a utilizar esta famosa palabra.
¿Qué Vamos a Ver?
Cuándo hay que aprender a decir no en los negocios
“Por esta vez no pasa nada”. Eso es lo que seguramente te dices cuando aceptas algo que claramente necesitaba un no. Y es posible, tal vez no sea grave, o tal vez sí, y el cúmulo de situaciones similares puedan acabar afectando a tu negocio.
Hay muchas situaciones en las que hay que saber decir que no, te resumo 4 ejemplos habituales:
- Aceptar un cliente problemático o con el que vamos a perder dinero, generalmente para asegurarnos facturar a a corto plazo o por compromiso con alguien.
- En la negociación de venta con un cliente, cuando nos piden condiciones que no podemos asumir.
- Con un colaborador, trabajador o proveedor que nos solicita una mejora económica o de otro tipo que no podemos asumir o nos parece injustificada.
- Cuando ese colaborador o trabajador se ha equivocado a nuestro juicio y tenemos que hacerle ver su error y que no podemos aceptar más ese tipo de errores.
Son situaciones en las que tenemos que aprender a desenvolvernos. Vamos a ello.
10 problemas que provoca el no saber decir no
Lo primero es tomar conciencia del impacto negativo que tiene no saber decir que no.
Algunos problemas que te puede llega a ocasionar son:
- Pierdes el foco de lo realmente importante. Al decir sí a un proyecto que no te interesa, estás desviando tu energía de los proyectos y acciones que necesitas para progresar. Pan para hoy y hambre para mañana.
- Riesgo de pérdida de reputación. un proyecto en un ámbito que no dominas bien te puede llevar a hacer un trabajo mediocre o a no terminarlo a tiempo, lo que puede afectar negativamente a tu reputación.
- Baja autoestima. Al poner primero a los demás antes que a ti te olvidas de tus objetivos y dudas de tus capacidades. No te valoras.
- Pérdida de autoridad frente al equipo. El no saber decir no puede proyectar una imagen de persona con las ideas poco claras que no hace valer su punto de vista ante los demás ni tiene capacidad de liderazgo.
- Baja productividad y rentabilidad. Ya sea que trabajes solo o tengas personas a tu cargo, el aceptar una colaboración que no te convence o un tema que no dominas, se verá reflejado en tu rendimiento y en el de tu equipo. Y por ende, en la rentabilidad.
- Ansiedad. Tu estado de ánimo puede verse afectado de forma negativa si te recriminas constantemente. Incluso puede afectar a tu temperamento y la manera en la que te relacionas con los demás.
- Pérdida de tiempo. Sientes que podrías estar haciendo otra actividad más productiva, pero te sientes maniatado.
- Perderás buenas oportunidades. Al dedicar toda tu energía a ese proyecto que no te apasiona, es posible que dejes pasar clientes que sí valen la pena.
- Se vuelve costumbre. El no saber decir no, puede convertirse en un mal hábito en el que complacer al otro se convierta en algo normal.
- Cometes más errores. Posiblemente, estés distraído pensando en lo que te gustaría estar haciendo y tomes decisiones erróneas.
10 Beneficios de aprender a decir no
Parece evidente que, tras lo que hemos visto en el apartado anterior, el aprender a decir que no conlleva muchas ventajas.
Te cuento las más relevantes
- Mejor gestión del tiempo: Optimizarás el uso de tu tiempo y el de tu equipo.
- Área de excelencia: tú y tu equipo trabajaréis en aquello que se os da mejor, dónde más brilláis y seguramente disfrutáis.
- Autoconfianza: conectarás mejor con tus propias necesidades, lo que aumentará tu confianza para cumplir tus objetivos. Por ejemplo a la hora de defender tus precios y resolver objeciones en tus entrevistas de ventas.
- Mejores decisiones: Te enfocarás en alcanzar tus propios objetivos, por lo que tomarás decisiones más acertadas.
- Ganancias: Dejarás de perder tiempo, dinero y energía en cosas que no te ayudan a crecer.
- Realización y calidad: te comprometerás con tareas que realmente te hagan sentir realizado, mejorando la calidad en lo que haces.
- Alegría emocional: te liberarás de cargas emocionales negativas que afecten tu estado de ánimo y por ende, tu productividad.
- Comunicación asertiva: Aprenderás a comunicarte de manera asertiva, sin hacer sentir mal al otro o a ti mismo.
- Ganarte el respeto: Será la mejor forma de marcar límites y ganar el respeto de los demás. Y de construir relaciones desde la confianza.
- Puesta en valor: Comprobarás si los demás te valoran por lo que haces o si simplemente quieren sus objetivos o manipularte.
Y como nadie quiere quedar como el “malo de la película”, voy a contarte algunas técnicas que te servirán para aprender a decir no en los negocios, y en la vida personal, de manera que nadie salga perjudicado.
4 Técnicas para aprender a decir no
Existen algunas estrategias de comunicación para aprender a decir no de una manera asertiva, en la que dejamos claro nuestro punto de vista, evitando que el otro se sienta agredido.
1. La asertividad elemental
Para aplicar esta técnica debes poner en práctica la siguiente estructura, en función de la respuesta elegida:
- Sí: aquí debes reconocer cuáles son tus prioridades, para poder entender mejor la situación y tomar una decisión de manera objetiva.
- No: en este paso, le manifiestas a la otra persona, de manera respetuosa, el motivo por el que no puedes hacer lo que te pide. Es muy posible que te entienda y rectifique.
- ¿Sí? (Condicionado): Le ofreces a la otra persona una solución alternativa (si se puede) a su problema o una contrapropuesta que esté equilibrada para ambas partes.
Ejemplo: si un cliente te regatea, te debes mantener firme e indicarle las ventajas, los beneficios y el valor que explican el precio, puedes ofrecerle un detalle que no te represente mayor esfuerzo o dinero o un pago a plazos.
2. Una semana negándote a todo (terapia hipersencilla de inicio)
Generalmente no nos han enseñado a negarnos, sino más bien a lo contrario.
Así que para cambiar de hábito lo mejor es una terapia de schock: una semana diciendo que no a todo.
La negación por sistema, como respuesta rápida e inmediata.
Eso sí, vas a jugar con un as en la manga: la posibilidad de rectificar. En algunos casos puedes decir, «No, aunque me lo pensaré». En otros puedes rectificar al cabo de unas horas o días.
Pero de entrada, no.
Te ayudará a reforzar tu autoestima y a crecer a nivel personal.
3. El banco de niebla
Cuando la otra persona no quiere aceptar un no como respuesta, puedes darle la razón a su argumento, pero manteniéndote firme en tu decisión.
Ejemplo:
– Has sido seleccionado como uno de los afortunados para disfrutar de un crédito de libre inversión con las tasas más bajas del mercado.
– Te agradezco haberme tenido en cuenta para la promoción, pero lamentablemente no puedo aceptarla en este momento. Posiblemente, cuando mejore mi situación, me ponga en contacto con el banco.
4. Técnica del disco rayado
Quizás la hayas oído alguna vez. Esta técnica se aplica cuando la otra persona te sigue insistiendo para que hagas algo que no quieres. Supongamos que un amigo te invita a salir el fin de semana.
– ¿Te vienes a la casa de campo de mi familia este fin de semana?
– Gracias por la invitación, pero tengo me apetece descansar, tal vez la próxima.
– Va, vente, que sin ti no es lo mismo.
– También me encanta tu compañía, este fin de semana necesito un poquito de tiempo para mí.
– Pero si la casa es gigante, ahí también lo tendrás.
– Prefiero quedarme en casa este fin de semana. De verdad agradezco tu invitación, pero no puedo aceptarla.
Ahora que ya tienes las herramientas para aprender a decir no sin sentirte culpable o herir los sentimientos de los demás, es momento de empezar a ponerlas en práctica en tu vida diaria y convertirlas en un hábito saludable que te ayudará a tomar mejores decisiones en tu negocio.
¿Cómo te llevas con el no?